domingo, 30 de marzo de 2008

EL CUENTO DE LA MARIPOSA


Había una vez un gusano que se había enamorado de una flor.
Era, por supuesto, un amor imposible, pero el insecto no quería seducirla ni hacerla su pareja. Ni siquiera quería hablarle de amor. Él solamente soñaba con llegar hasta ella y darle un beso. Un solo beso.
Cada día y cada tarde el gusano miraba a su amada cada vez más alta, cada vez más lejos. Cada noche soñaba que finalmente llegaba a ella y la besaba.
Un día el gusanito decidió que no podía seguir soñando cada noche con la flor y no hacer nada para cumplir su sueño. Así que valientemente avisó a sus amigos, los escarabajos, las hormigas y las lombrices que treparía por el tallo para besar a la flor.
Todos coincidieron en que estaba loco y la mayoría intentó disuadirlo, pero no hubo caso, el gusano llegó arrastrándose hasta la base del tallo y comenzó la escalada. Trepó toda la mañana y toda la tarde, pero cuando el sol se ocultó sus músculos estaban exhaustos. “Haré noche agarrado del tallo, pensó, y mañana seguiré subiendo.” “Estoy más cerca que ayer”, pensó aunque sólo había avanzado 10 centímetros y la flor estaba a más de 1 metro y medio de altura. Sin embargo, lo peor fue que mientras el gusano dormía, su cuerpo viscoso y húmedo resbaló por el tallo y a la mañana el gusano amaneció donde había comenzado un día antes. El gusano miró hacia arriba y pensó que debía redoblar los esfuerzos durante el día y aferrarse mejor durante la noche. De nada sirvieron las buenas intenciones. Cada día el gusano trepaba y cada noche resbalaba otra vez hasta el suelo. Sin embargo, cada noche mientras descendía sin saberlo, seguía soñando con su beso deseado. Sus amigos le pidieron que renunciara a su sueño o que soñara otra cosa, pero el gusano sostuvo con razón que no podía cambiar lo que soñaba cuando dormía y que si renunciaba a sus sueños dejaría de ser quien era. Todo siguió igual durante días, hasta que una noche… una noche el gusano soñó tan intensamente con su flor, que los sueños se transformaron en alas y a la mañana el gusano despertó mariposa, desplegó las alas, voló a la flor y la besó.

viernes, 28 de marzo de 2008

El cielo está cansado ya de ver la lluvia caer y cada día que pasa es uno más parecido a ayer. No encuentro forma a alguna de olvidarte, porque seguir amándote es inevitable. Siempre supe que es mejor cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo. Ya sabrás la situación. Aquí todo está peor, pero al menos aún respiro. No tienes que decirlo, no vas a volver. Te conozco bien. Ya buscaré qué hacer conmigo.

jueves, 27 de marzo de 2008

**CUENTO PARA PENSAR**


Ese día en el desayuno, el camarero le acercó una bandeja que en lugar de las consabidas seis tostadas que acompañaban cada mañana a su mermelada, contenía siete.
El hecho hubiera quedado en el olvido si no fuera porque el billete del autobús que había tomado al salir de su casa tenía el número 07070707.
El señor Pérez se dio cuenta de que todo esto era mucho más que una coincidencia. Era una especie de señal. Una extraña señal, sobre todo al recordar en un leve ejercicio de memoria que él mismo había nacido un día 7 de julio.
Como para alejar de sí estas extrañas ideas, abrió el periódico al azar, no casualmente en la página siete.
Allí, en el centro de la hoja, se encontró con la foto de un caballo llamado “fortunaamispatas” que, con el número siete, competiría en la carrera siete del día siguiente, día 7.
El señor Pérez contó las letras del nombre del caballo, eran 16 y sumó 6+1: 7.
Y en un reflejo ancestral alzó la vista al cielo en señal de gratitud.
A la mañana siguiente entró en el banco y retiró todos sus ahorros y como le parecieron magros hipotecó la casa y consiguió un préstamo.
Luego cogió un taxi, cuya placa por supuesto, terminaba en siete.
Llegó al hipódromo y apostó todo el dinero al caballo número siete en la séptima carrera; coincidentemente, aunque esta vez con su complicidad, hizo su jugada en la ventanilla siete.
Después de la apuesta se sentó- podría jurar que fue sin darse cuenta- en la butaca siete de la fila siete. Y esperó.
Cuando arrancó la séptima carrera, la grada se puso de pie y estalló en un desorden desproporcionado; pero él se mantuvo con serenidad.
El caballo siete tomó la delantera desde el arranque y pasó al frente del pelotón ante las gradas, entre el repicar de los cascos, la vorágine de polvo y los gritos de la multitud.
La carrera finalizó precisamente a las siete en punto y el caballo número siete, de la carrera siete… como todo lo indicaba… llegó séptimo.

miércoles, 26 de marzo de 2008

CONTROLAS MI DESTINO

Cuando pienso que este asunto se puede solucionar.Te me acercas y echas todo marcha atrás.Y el temor me hizo en eso mucho más fuerte que tú.Pero me vas a vencer así nomás.Pero ahora me doy cuenta.Que mi pulso se acelera y tiemblo.Se me atrofian mis sentidos.Se detienen mis latidos.No soporto que tu controles mi destino.Ten un poco de compasión por mí.No ves que estoy a punto de desistir.Me encuentro inmóvil de cabeza a los pies.Y ya sinceramente no sé que hacer.Y ahora me dice por dentro.Que me olvide ya del miedo.Que el amor en mí está ardiendo como el fuego.Y el temor de que me queme.Vuelve e invade mi terreno.Que las cosas no funcionen como quiero.Pero ese sentimiento es más fuerte.Que mis pensamientos.Se me atrofian mis sentidos.Se detienen mis latidos.No soporto que tu controles mi destino.Ten un poco de compasión por mí.